Coordinadores
Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala
Escuela de Historia, Centro de Investigaciones Históricas de América Central y Posgrado Centroamericano en Historia, Universidad de Costa Rica
Consideraciones
problematizadoras
El
istmo centroamericano ha venido convirtiéndose en un territorio en el que se
debaten con fuerza e insistencia crecientes los efectos positivos y negativos
que resultan de las nuevas formas de generación de riqueza a partir de la
extracción de una diversidad de materias primas -del suelo y del subsuelo- que
son valoradas de diferentes maneras en los mercados financieros y de consumo,
como entre amplios sectores sociales.
Por
un lado, grupos empresariales vinculados a dichas modalidades extractivas de recursos
naturales argumentan sobre las ventajas que trae consigo su explotación
intensiva para las economías locales y nacionales. Pero, por otro, distintos -y
cada vez más numerosos- grupos y organizaciones sociales de diversa naturaleza
se preguntan sobre lo bien fundado que sostiene ese tipo de aseveraciones. A
los daños que es sometida la naturaleza y el medio ambiente, se añaden los de
las escasas posibilidades que vislumbran grupos sociales locales directamente
implicados en esos procesos en cuanto a percibir algunos de los beneficios
directos de tales actividades extractivas. El caso más evidente que se señala
en varios países de la región es el relacionado con las iniciativas de
generación de energías a partir de recursos naturales, como el agua. Sobre
todo, porque los grupos de población ubicados en los entornos de esas
iniciativas no logran -hasta ahora- verse beneficiados a partir de la
transformación de esos insumos que forman parte de su hábitat cotidiano. Se
plantean también interrogantes y cuestionamientos sobre la pertinencia, o no,
de entregar esos recursos -y los cuantiosos beneficios que generan- a empresas
transnacionales a cambio de mínimos retornos impositivos para los estados y las
economías de la región.
Estas
modalidades extractivas de recursos y de generación de riqueza se inscriben
dentro de las nuevas lógicas promovidas por un modelo económico que, a escala
mundial, desplaza el lugar que el Estado tuvo en tiempos pasados, dándole un
lugar privilegiado a las grandes transnacionales como centros con gran
capacidad de decisión. A lo sumo, a los estados se les urge para garantizar
condiciones básicas de seguridad que liberen de cualquier amenaza esos nuevos
emprendimientos económicos.
Otro
factor que entra en juego en ese complejo entramado es el del trabajo. Desde
finales del siglo XIX y durante muchas décadas los estados asumieron con
vehemencia la responsabilidad de garantizar, por todos los medios posibles, los
“brazos” -fuerza de trabajo- que eran requeridos en las actividades económicas
que aseguraban la vinculación de las economías del istmo a los principales
circuitos comerciales mundiales. Un siglo después las señales en este ámbito
son otras. Vemos cómo los estados -cuando logran evadir la protesta social-
desregulan mecanismos que venían asegurando beneficios y, sobre todo,
permanencia a esas fuerzas laborales. Un principio que ha llegado para quedarse
–“competitividad en el trabajo”- remite a esas nuevas formas de contratación en
las que las negociaciones laborales son asunto de las empresas. El Estado no
interviene, en la medida de lo posible. Y el trabajador carece de otras
opciones. Por otro lado, se vienen promoviendo iniciativas estimuladas desde
organismos internacionales y de cooperación, relacionados con la promoción del
llamado “empoderamiento económico de la mujer”. Modalidad que requiere un
cuidadoso análisis a la luz del lugar que ellas han desempeñado dentro de los
procesos productivos en sus diversas escalas.
Pero
también asistimos al posicionamiento de iniciativas encaminadas a promover
otras modalidades productivas y de relacionamiento con los mercados a partir de
la identificación de “nichos de oportunidad” tanto dentro como fuera de los
circuitos comerciales convencionales, hegemónicos. Es decir, si bien se registran
iniciativas económicas que apuestan por la globalidad como horizonte único,
también se identifican muchas otras que van generando y ocupando espacios
propios, o compitiendo con los existentes.
Estos
escenarios que, esbozados de manera bastante escueta, se vienen construyendo
alrededor de las actividades económicas deben ser problematizados a la luz del
análisis histórico. Es decir, se hace necesario plantear “lecturas históricas”
sobre las trayectorias que han sido recorridas en esos ámbitos pero, más aún,
sobre sus actuales resultados a partir de abordajes que los complejicen con
perspectivas de presente.
Ejes temáticos
1.
Civilización, Progreso, Modernidad, Desarrollo: grandes ejes articuladores de la intervención
estatal en el ámbito de las economías de la región durante los últimos
quinientos años.
2.
Las largas y
constantes trayectorias extractivistas que han marcado las economías en el
istmo centroamericano.
3.
El libre mercado
y las nuevas formas de articulación de las economías de la región a la totalidad
económica mundial. Sus efectos actuales; sus asideros históricos.
4.
¿Cambios de
paradigma económico = inmutabilidad de estructuras sociales y económicas?
5.
Políticas
económicas estatales – Mercado ¿fuerzas que se unen o que compiten?
6.
El mundo laboral/mercado
laboral -masculino y femenino- en clave neoliberal. Escenarios actuales,
trayectorias y raíces históricas.
Esta
Mesa invita a las y los colegas historiadores que trabajan en y sobre
Centroamérica y Chiapas a presentar ponencias, proyectos o avances de
investigación relacionados con las ideas y ejes problematizadores antes
expuestos y con problemáticas relacionadas. De igual manera, se les invita a
presentar libros y proyectos de investigación en curso relacionados con esta
gran temática. El interés de los organizadores de esta mesa es generar un
espacio para reflexionar y discutir sobre esos y otros ejes que se articulen
alrededor del campo de la historia económica.
Requisitos para la presentación de los temas y los resúmenes de ponencias
1.
Nombre, grado académico, institución a la que pertenece y correo electrónico.
2.
Resumen de la propuesta: título, objetivos y descriptores.
3.
El resumen no debe pasar de 250 palabras en programa Word 2003, 2007, 2010 o
2013 en letra Arial N° 12.
4.
Las propuestas deben estar dirigidas a los coordinadores de mesa:
Escuela
de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala
Escuela
de Historia (https://escuelahistoria.fcs.ucr.ac.cr/) Centro de Investigaciones
Históricas de América Central (https://cihac.fcs.ucr.ac.cr/) y Posgrado
Centroamericano en Historia (https://www.posgradohistoria.fcs.ucr.ac.cr/)
Universidad de Costa Rica
Fechas importantes
Fecha de realización del Congreso: 6 al 10 de agosto de 2018
Envío
de la propuesta de la ponencia: hasta el 15 de mayo de 2018
Envío
de la propuesta de presentación de libros: hasta el 30 mayo de 2018
Confirmación
de ponencia aceptada: 6 de junio de 2018
Envío
de ponencia: 10 de julio de 2018