Universidad de San Carlos de Guatemala
Sajid Alfredo Herrera: sherrera@uca.edu.sv
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador
Con bastante probabilidad, en los
próximos años Centroamérica entrará en una etapa de conmemoraciones y festejos relacionados
con el Bicentenario de la llamada independencia
de Centroamérica. Se trata de una fecha significativa en los imaginarios que,
durante años, los estados de la región han promovido de diversas maneras entre
sus habitantes; sobre todo, a partir de los procesos formales de socialización,
dentro de los cuales el sistema educativo ocupa un lugar central. Esa fecha,
que se “desdobla” en varios momentos: la independencia de España (1821), la
independencia de México -o “independencia absoluta”- (1823) y el
establecimiento de la República Federal de Centroamérica (1824), continúa
operando como un importante marcador dentro de las lecturas históricas que
apuestan por una comprensión de los procesos históricos pausada por las grandes
fechas.
Esta conmemoración debería
constituir -para el mundo académico- una ocasión para revisar una serie de factores,
contextos y discursos que se derivan de ese momento histórico específico, tales
como los relacionados con la atribución -a dicha fecha- de marcador temporal
casi absoluto dentro de la transición hacia un nuevo modelo económico,
político, social, cultural, etc. Es decir, hacia el llamado “estado
republicano”. Lectura que ha sido -por mucho- la más longeva y dominante. Al
respecto, por ejemplo, se plantea la idea -y necesaria discusión- sobre si el
régimen colonial respondía -o no- a una lógica organizativa estatal tal y como
lo entienden y explican ciertas corrientes sociológicas. Situación e
interpretación política y sociológica que sí se le atribuye tal carácter a lo transcurrido
a partir de esa fecha.
Otra línea analítica que
merece ser explorada es la relacionada con el lugar -las interpretaciones- que
se han propuesto sobre este evento en las lecturas históricas estatales que,
sobre todo desde el siglo XIX, han sido promovidas en cada uno de los estados
del istmo. ¿Son lecturas coincidentes? ¿En qué aspectos difieren? Ese ejercicio
analítico puede ser útil para problematizar las eventuales derivaciones en
cuanto a la generación de discursos “nacionalistas” que han favorecido -u obstaculizado-
la construcción de una visión ístmica sobre los procesos sociales, económicos,
políticos y culturales comunes; como sobre los retos a enfrentar en su devenir
histórico. O sobre las dificultades para configurar una agenda económica,
política y social con sentido regional y con proyección mundial. O, por qué se
sigue enfatizando en el añejo “panteón de héroes y mártires” -con un fuerte
sesgo heroicista, patriarcal y masculino-, como el “motor único” de ese
proceso. O por qué se dice tan poco, o casi nada, sobre los “lugares” desde los
cuales participaron las mujeres y otros grupos de población -sobre todo los
mayoritarios grupos indígenas- en esos procesos y eventos.
Es igualmente pertinente discutir
y problematizar, en clave comparativa regional si es posible, sobre el
importante papel que ha venido desempeñando el sistema educativo formal en los
procesos de socialización y transmisión de determinados referentes e insumos
sobre esa fecha, sus antecedentes, actores y repercusiones. Ejercicio que permitiría,
además, constatar hasta dónde la generación de propuestas interpretativas elaboradas
por los historiadores ha sido -o no- incorporada en esas lecturas que sobre
dicho evento se hacen en los sistemas educativos nacionales.
Las anteriores reflexiones deberían
estimularnos a problematizar alrededor de preguntas tales como: ¿Cuál es -y ha
sido- el papel de los historiadores y otros cientistas sociales, en la
construcción de lecturas y significados en torno a esa coyuntura conmemorativa?
¿Cuál debería ser el carácter y sentido de nuestros aportes? ¿Es posible tender
puentes entre nuestras investigaciones y la institucionalidad estatal? ¿Cuáles
podrían ser nuestras líneas y agendas de investigación en los próximos años, y
de cara a esa efemérides?
La Mesa del Bicentenario invita a las y los
colegas historiadores que trabajan en y sobre Centroamérica y Chiapas a presentar
ponencias, proyectos o avances de investigación relacionados, o no, con las
ideas problematizadoras antes expuestas. De igual manera, se les invita a presentar
libros y proyectos de investigación en curso relacionados con este gran tema. El
interés de los organizadores de esta mesa es generar un espacio para reflexionar
y discutir sobre esas y otras preguntas que se puedan articular a partir del
eje central que la sustenta. De igual manera, interesa impulsar redes de
intercambio que puedan generarse en adelante, alrededor de esa fecha, sus
significados e implicaciones en el presente.
De manera específica proponemos
los siguientes ejes temáticos:
1. Revisando las narrativas
hegemónicas y contrahegemónicas construidas alrededor de la “independencia de
Centro América”.
2. Los sistemas educativos
nacionales y su papel socializador y reproductor de discursos e
interpretaciones sobre la independencia.
3. Nuevas “miradas” sobre los
procesos de independencia en escala “local, regional y nacional”.
4. Actores y procesos: las
ausencias de mujeres, indigenas y otros grupos sociales en los discursos
dominantes sobre ese evento histórico.
5. ¿Sigue siendo vigente la idea
de “independencia” en los actuales contextos de globalización económica y
cultural?
La fecha final para entrega de los
ensayos y propuestas es el 30 de junio de 2018.
Los interesados pueden
comunicarse a los siguientes correos de los coordinadores:
Gustavo Palma Murga: ariosto_28@yahoo.com.mx
Universidad de San Carlos de Guatemala
Sajid Alfredo Herrera: sherrera@uca.edu.sv
Universidad
Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador
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