sábado, 3 de marzo de 2018

Convocatoria Mesa del Bicentenario

Coordinadores

Gustavo Palma Murga:   ariosto_28@yahoo.com.mx 
Universidad de San Carlos de Guatemala

Sajid Alfredo Herrera:   sherrera@uca.edu.sv
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador

Con bastante probabilidad, en los próximos años Centroamérica entrará en una etapa de conmemoraciones y festejos relacionados con el Bicentenario de la llamada independencia de Centroamérica. Se trata de una fecha significativa en los imaginarios que, durante años, los estados de la región han promovido de diversas maneras entre sus habitantes; sobre todo, a partir de los procesos formales de socialización, dentro de los cuales el sistema educativo ocupa un lugar central. Esa fecha, que se “desdobla” en varios momentos: la independencia de España (1821), la independencia de México -o “independencia absoluta”- (1823) y el establecimiento de la República Federal de Centroamérica (1824), continúa operando como un importante marcador dentro de las lecturas históricas que apuestan por una comprensión de los procesos históricos pausada por las grandes fechas.

Esta conmemoración debería constituir -para el mundo académico- una ocasión para revisar una serie de factores, contextos y discursos que se derivan de ese momento histórico específico, tales como los relacionados con la atribución -a dicha fecha- de marcador temporal casi absoluto dentro de la transición hacia un nuevo modelo económico, político, social, cultural, etc. Es decir, hacia el llamado “estado republicano”. Lectura que ha sido -por mucho- la más longeva y dominante. Al respecto, por ejemplo, se plantea la idea -y necesaria discusión- sobre si el régimen colonial respondía -o no- a una lógica organizativa estatal tal y como lo entienden y explican ciertas corrientes sociológicas. Situación e interpretación política y sociológica que sí se le atribuye tal carácter a lo transcurrido a partir de esa fecha.

Otra línea analítica que merece ser explorada es la relacionada con el lugar -las interpretaciones- que se han propuesto sobre este evento en las lecturas históricas estatales que, sobre todo desde el siglo XIX, han sido promovidas en cada uno de los estados del istmo. ¿Son lecturas coincidentes? ¿En qué aspectos difieren? Ese ejercicio analítico puede ser útil para problematizar las eventuales derivaciones en cuanto a la generación de discursos “nacionalistas” que han favorecido -u obstaculizado- la construcción de una visión ístmica sobre los procesos sociales, económicos, políticos y culturales comunes; como sobre los retos a enfrentar en su devenir histórico. O sobre las dificultades para configurar una agenda económica, política y social con sentido regional y con proyección mundial. O, por qué se sigue enfatizando en el añejo “panteón de héroes y mártires” -con un fuerte sesgo heroicista, patriarcal y masculino-, como el “motor único” de ese proceso. O por qué se dice tan poco, o casi nada, sobre los “lugares” desde los cuales participaron las mujeres y otros grupos de población -sobre todo los mayoritarios grupos indígenas- en esos procesos y eventos.

Es igualmente pertinente discutir y problematizar, en clave comparativa regional si es posible, sobre el importante papel que ha venido desempeñando el sistema educativo formal en los procesos de socialización y transmisión de determinados referentes e insumos sobre esa fecha, sus antecedentes, actores y repercusiones. Ejercicio que permitiría, además, constatar hasta dónde la generación de propuestas interpretativas elaboradas por los historiadores ha sido -o no- incorporada en esas lecturas que sobre dicho evento se hacen en los sistemas educativos nacionales.

Las anteriores reflexiones deberían estimularnos a problematizar alrededor de preguntas tales como: ¿Cuál es -y ha sido- el papel de los historiadores y otros cientistas sociales, en la construcción de lecturas y significados en torno a esa coyuntura conmemorativa? ¿Cuál debería ser el carácter y sentido de nuestros aportes? ¿Es posible tender puentes entre nuestras investigaciones y la institucionalidad estatal? ¿Cuáles podrían ser nuestras líneas y agendas de investigación en los próximos años, y de cara a esa efemérides?

La Mesa del Bicentenario invita a las y los colegas historiadores que trabajan en y sobre Centroamérica y Chiapas a presentar ponencias, proyectos o avances de investigación relacionados, o no, con las ideas problematizadoras antes expuestas. De igual manera, se les invita a presentar libros y proyectos de investigación en curso relacionados con este gran tema. El interés de los organizadores de esta mesa es generar un espacio para reflexionar y discutir sobre esas y otras preguntas que se puedan articular a partir del eje central que la sustenta. De igual manera, interesa impulsar redes de intercambio que puedan generarse en adelante, alrededor de esa fecha, sus significados e implicaciones en el presente.

De manera específica proponemos los siguientes ejes temáticos:

1. Revisando las narrativas hegemónicas y contrahegemónicas construidas alrededor de la “independencia de Centro América”.
2. Los sistemas educativos nacionales y su papel socializador y reproductor de discursos e interpretaciones sobre la independencia.
3. Nuevas “miradas” sobre los procesos de independencia en escala “local, regional y nacional”.
4. Actores y procesos: las ausencias de mujeres, indigenas y otros grupos sociales en los discursos dominantes sobre ese evento histórico.
5. ¿Sigue siendo vigente la idea de “independencia” en los actuales contextos de globalización económica y cultural?

La fecha final para entrega de los ensayos y propuestas es el 30 de junio de 2018.

Los interesados pueden comunicarse a los siguientes correos de los coordinadores:

Gustavo Palma Murga:   ariosto_28@yahoo.com.mx 
Universidad de San Carlos de Guatemala
Sajid Alfredo Herrera:   sherrera@uca.edu.sv
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador


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